viernes, 28 de septiembre de 2018

Mi humilde opinión


En los últimos días se ha vuelto a destapar el avispero respecto a quién debe o no debe ostentar la candidatura municipal o distrital de tal o cual partido en el municipio de Bohechío. Los comentarios y adhesiones evidencian una vez más que el voto en nuestras comunidades no depende de la capacidad de un individuo, del programa de gobierno municipal que encarne éste ni de la oferta electoral que presente a los habitantes, el voto parece estar atado a una condición meramente clientelar y populista; no son las siglas de los partidos que aglutinan a los electores del municipio, más bien parece que existe un partido oculto que concentra la gran mayoría y al que cada candidato debe ceñirse si quiere obtener resultados positivos: QHPM (Qué Hay Para Mí). Si no me dan algo que no cuenten conmigo, es la consigna.

La calidad y la racionalidad del voto se fueron por el retrete. Entre las opciones municipales reaparecen figuras que en una justa valoración pudieran ser piezas de museo, pero resurgen en parte por los errores tácticos de las autoridades actuales y en ocasiones por el uso clientelista de los recursos puestos a su disposición. En América Latina el que fue siempre se ve tentado a volver y el que está rehúsa dejar el puesto; lo más difícil para alguien que ha sido electo en una posición es bajar del puesto. Después de diez años de control municipal ejercido por una gestión caracterizada por la francachela, el despilfarro, la ineficiencia y el uso discreto de las finanzas, llega una nueva administración con otro estilo y para ser justo le devuelve cierto prestigio y esplendor al cabildo de Bohechío; dentro de sus ejecutorias empieza a sanear una caprichosa deuda de la cual el pueblo ni se entera ni le dan explicaciones, es como si se reorganizara la casa para ser ocupada de nuevo por los viejos inquilinos que la desbarataron, o al menos esa es la pretensión. Esta nueva gestión tapó los trapos sucios encontrados, calló con silencio cómplice las diabluras realizadas y en cierto modo ha colaborado a crear la falsa percepción de que lo que estaba antes es mejor que lo que hay actualmente.

La ley 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios en su artículo 37 establece la forma de elección de los representantes municipales, ciertamente otorga derechos a los votantes de los Distritos para elegir a los incunventes municipales, sin embargo esto plantea un doble valor al voto de los habitantes de los Distritos que ha causado una amplia discusión y de igual forma ha generado grandes distorsiones en el quehacer municipal, llegándose a proponer la modificaciones de la Ley en este aspecto. Particularmente me inscribo entre de los que creen que cada comunidad debe seleccionar las personalidades que han de dirigirla, el municipio de Bohechío es un caso atípico, una entidad geográfica integrada por dos Distritos Municipales y un Municipio cabecera en la cual más del 72%  de sus electores están localizados fuera del Municipio cabecera y por consiguiente tienen por Ley la potestad de imponer el alcalde municipal y al mismo tiempo elegir el Director  Distrital. Si antes criticábamos que desde Bohechío se concentrara el poder municipal en perjuicio de las comunidades de Arroyo Cano y Yaque (Secciones en aquel entonces), no nos luce utilizar ahora la aberración de una Ley para arrebatar las aspiraciones de esa comunidad vecina de administrar sus fondos municipales desde una perspectiva bohechiana que responda a sus intereses y a su propio concepto de desarrollo como pueblo.

La obsesión por la cuestión municipal ha obnubilado las mentes de los activistas políticos nuestros a tal punto que ni en los Distritos Municipales ni en el Municipio les importa las ejecutorias de los Directores Distritales, que no hacen absolutamente nada, y se focalizan en el representante municipal, ignorando que cada demarcación tiene bien definido su presupuesto. Todo pueblo tiene derecho a elegir su propio destino. Instalar un alcalde municipal en Bohechío que pertenezca a uno de los Distritos es asaltar el presupuesto destinado a esta comunidad y condenar este pueblo al atraso y al retroceso ya que sus recursos pagarían favores políticos y no estarían orientados a proyectos de desarrollo. Estas consideraciones puede que caigan en el vacío o que supongan para algunos un cambio en mi visión, es posible que estén alejadas de los que muchos quisieran leer y en la ebullición actual cobran poca importancia, pero el tiempo se encargará de hacer el juicio  certero, es mi humilde opinión.

Policarpio Sánchez
28/09/2018